USO DE RAZÓN.  DICCIONARIO DE FALACIAS. © Ricardo García Damborenea

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Falacias por  FALSA DISYUNCIÓN  

 

Se produce una falacia por falsa disyunción cuando los términos en disyuntiva no son exhaustivos o no son excluyentes. Convierte en falaces a los argumentos disyuntivos que se formen a partir de ella.

 

El argumento disyuntivo  elemental consta de:

 

Una disyunción que recoge dos únicas opciones alternativas.

Dos proposiciones condicionales que analizan las alternativas para descartar una de ellas.

Una conclusión.

 

En consecuencia, los posibles errores de un argumento disyuntivo son:

 

I. Que sea falsa la disyuntiva porque sus términos:

           no sean exhaustivos.

           no sean excluyentes.

II. Que sean falsas las premisas y las conclusiones de los argumentos condicionales.

 

 

I. Es falsa la disyuntiva

 

   Utilizamos la disyunción para expresar implícitamente que no existen más posibilidades que las presentadas y que sólo una de ellas puede ser cierta: Está vivo o está muer­to. La disyunción, pues, ha de ser exhaustiva y sus tér­minos, excluyentes.

 

            a. Porque no es exhaustiva (la disyuntiva es incompleta)

 

Puede ocurrir porque se olviden otras posibilidades o porque se construya con términos contrarios.

 

              1. se olvidan otras posibilidades.

 

Esto ha sido un asesinato o un suicidio.

 

¿Por qué no una muerte súbita o un accidente?. Se trata una vez más de nuestra conocida falacia por olvido de alternativas. Es preciso, pues, comprobar siempre que la disyunción que se nos plantea está completa para poder estar seguros de que una de las opciones es cierta:

 

            Únicamente han podido ser Pedro o Andrés.

 

 

            2. se construye sobre términos contrarios, olvidando las opciones intermedias.

 

Si los términos de la disyuntiva son contrarios, debe incluirse siempre la tercera posibilidad: ni uno ni otro. Si ésta se omite por descuido (o con intención), la disyuntiva queda incompleta.

 

La prensa es buena o mala. (No es ni una cosa ni la otra).

 

¿Cómo va el enfermo, mejor o peor? (Sigue igual).

 

Se trata de escoger entre la dictadura que viene de abajo, y la dictadura que viene de arriba: yo escojo la que viene de arriba, porque viene de regiones más limpias y serenas; se trata de escoger, por último, entre la dictadura del puñal y la dictadura del sable: yo escojo la dictadura del sable, porque es más noble. DONOSO CORTÉS.

 

  ¿Por qué se ha de escoger entre dos dictaduras? Estamos ante una disyuntiva extremista propia de quien ocupa uno de los extremos y menosprecia las posiciones intermedias. Ni lo uno ni lo otro. Pensar con los extremos requiere mucho menos esfuerzo mental que buscar diligentemente todas las posibles soluciones a un problema. ¿Cómo debemos juzgar a Napoleón: como un ilustrado o un protofascista? Escoger cualquiera de estas opciones es propio del pensamiento en blanco y negro que caracteriza a los reclutas intelectuales.

 

  Con muchísima frecuencia se construyen falsas disyunciones sin otro fin que descalificar al adversario. Para hacer más atractiva una propuesta, se le añade la contraria pero revestida de ropajes que la hagan parecer manifiestamente rechazable. Podríamos llamarlas:

 

O yo, o el caos.

En estas elecciones no existen más que dos alternativas: el progreso, o la caverna.

Se está conmigo, o se está contra mí.

   Al ofrecer dos posibilidades extremas en las que una de ellas es francamente rechazable, se pretende que la otra se admita sin necesidad de prueba. Debemos considerar sospechosas todas las dicotomías, esas clasificaciones duales: los buenos y los malos, los amigos y los enemigos, lo blanco y lo negro... que simplifican la realidad.

 

¿A quién quieres más? ¿A un ogro que te pinche con un alfiler o a papá? GILA  en La Codorniz.

 

Como decía Horacio:

 

Acumulas siempre oposiciones frente a frente (...) Pero hay un término medio en las cosas, y hay límites que el buen sentido no puede franquear.[1]

 

Las disyuntivas incompletas constituyen el mejor ejemplo de falacia por olvido de alternativas.

 

 

b. Porque no es excluyente

 

Si los términos no son incompatibles, no obligan a escoger. En otras palabras: no existe tal disyuntiva.

 

O hablas o caminas.

O la amas o la aborreces.

 

   Ambas cosas son habitualmente compatibles.

 

Correr o es beneficioso para la salud o es perjudicial.

 

   Puede ser las dos cosas.

 

Beata primera— Yo soy muy creyente, así que no sé si hacer una novena a la Virgen de las Angustias, o convocar al demonio, o acudir al consultorio de la tía Blasa, que tiene poderes.

Beata segunda— ¿Y las tres cosas al mismo tiempo? ANTONIO MINGOTE en ABC.

 

 

II. Son falsos los condicionales

 

Pueden serlo, como argumentos condicionales que son, bien porque no es cierto lo que afirman, bien porque no sea cierta su conclusión. Caben aquí los mismos errores que en cualquier argumento condicional.

 

 

 

Vea ahora el diagrama para el análisis de un argumento disyuntivo

 

 

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[1]  Horacio: Sátiras.    [1]