USO DE RAZÓN DICCIONARIO DE FALACIAS. © Ricardo García Damborenea

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FALACIA DE LA FALSA CAUSA

 

 

 

Utilizamos el término genérico de Falacia de la falsa causa para referirnos a todos los errores en la argumentación causal.[1]

 

Vamos a dividirla en dos variedades, según el tipo de error que la origine: 

 

a. falacias por confusión de una condición necesaria con una condición suficiente.

b. falacias por olvido de alternativas.

  

a. Falacias por tomar una condición necesaria como si fuera suficiente

 

Se producen cuando atribuimos la responsabilidad causal a una condición necesaria, o sea, a un componente de la causa. Es frecuentísima.

 

No hay razón para que se pare el coche. Tiene gasolina de sobra.

Déjese usted de historias. El paro aumenta porque hay muchas huelgas.

 

Simplificamos al considerar únicamente un aspecto del asunto. Puede replicarse: es eso, pero no sólo eso. Todos sabemos que el desempleo no responde a una causa única. Puede aumentar por razones demográficas, económicas, laborales o sociales (cambios en la política de inmigración, incorporación de la mujer, etc.).

 

Álvaro— ¡No hay derecho! Dijiste que si arreglaba mi habitación podría ir al cine. Ya está arreglada

Su madre Sí, pero te pedí que lo hicieras esta mañana.

 

Ordenar la habitación es una condición necesaria. La suficiente incluía, por lo que vemos, que se arreglara a su hora. Con frecuencia olvidamos que la oportunidad opera como una condición necesaria.

 

La esposa, señalando los destrozos del aparador ¿Has visto, monada, lo que has hecho al tirarme la plancha?.

El marido ¡Tú tienes la culpa, por agachar la cabeza! (Xaudaró).

 

Agachar la cabeza es condición necesaria para que se destroce la vajilla, pero ni con mucho, salvo que intervenga la magia, es condición suficiente.

 

Una amiga  Ayer me sentó fatal la langosta.

La otra  ¡Qué raro! Sería otra cosa. Yo también comí langosta y no me hizo daño.

 

Comer langosta es una condición necesaria, no suficiente. Ni siquiera que esté contaminada forma una condición suficiente: varía mucho la sensibilidad individual a los tóxicos (condición necesaria). Si juntamos las tres, se da la condición suficiente: ha comido langosta, en mal estado, una persona sensible.

 

 

b. Falacias que olvidan alternativas. La falacia post-hoc.

 

Aquí se incluyen todos los errores causales producidos al interpretar precipitadamente cualquier relación como si fuera causal. Se agrupan bajo la denominación genérica de Falacia post hoc.[2] Puede cometerse de varias maneras:

 

1. Por sentar la relación causal a partir de una coincidencia.

2. Por confundir la causa con el efecto.

3. Por olvido de una causa común.

4. Por encadenar las causas injustificadamente.

 

 

1. Por sentar una relación causal a partir de una coincidencia.

 

La sucesión o coexistencia de dos hechos conforma el punto de partida de cualquier razonamiento causal, pero no basta. También es la principal fuente de sus errores, en especial cuando el número de observaciones resulta insuficiente, como suele ocurrir en la mayor parte de nuestros argumentos cotidianos. Lo más probable es que se trate de una coincidencia.

 

Por ejemplo:

 

Usted es un incurable cabeza loca porque nació cuando el Sol se paseaba por delante de la constelación de Acuario en presencia de Urano.

 

Cuando mi tío se fue a vivir a La Mancha, dejó el café y se pasó al poleo. No te puedes figurar lo que mejoró su asma.

 

Nuestra cordial enhorabuena, pero la mejoría del asma nada tiene que ver con el poleo ni con el café. Todos los asmáticos mejoran en un clima seco como el de La Mancha. Con el mismo fundamento se puede atribuir el éxito en la vida a nacer en Jueves. Que dos cosas aparezcan juntas no significa sino que han aparecido juntas.

 

— Siempre que lavo mi coche se pone a llover.

— ¿Y cuando no lo lava?

— También llueve.

— ¿Y a qué lo atribuye?

 

Es el error más frecuente en la argumentación causal. Responde al mismo defecto mental que las generalizaciones precipitadas. De hecho es la generalización precipitada de una asociación de sucesos.  La utilizamos sin pudor para atribuir culpas a quien no corresponden:

 

Piove ¡porco governo!.

No hay dinero para pensiones porque se lo gastan en armamento.

 

Se refuta con facilidad demostrando que no existe una relación significativa, o sea, que estamos ante una coincidencia. No es difícil probar que el efecto tiene lugar aunque no intervenga la causa, o que está producido por otra causa distinta de la que se pretende:

 

— ¿Cuánto tarda en curar la gripe con esta medicación?

— Una semana.

— ¿Y sin ella?

— Siete días.

 

Es el mismo error que cometemos cuando nuestra observación de la realidad es incompleta:

 

Las riadas se llevan los puentes nuevos, pero no pueden con los puentes romanos. Es evidente que se hunden los puentes porque no se construye hoy como antaño.

 

Esto sería cierto si los puentes romanos, en general, se mantuvieran en pie, cosa que no ocurre (la mayoría de los puentes romanos se han hundido), y, por el contrario, los puentes nuevos, en general, se hundieran, lo que tampoco es verdad. Estamos ante una generalización precipitada.

 

Lo mismo ocurre cuando nos dicen que el consumo de marihuana favorece el paso a drogadicciones más duras porque  el 75% de los drogadictos comenzaron fumando marihuana. ¿Qué ha ocurrido con esa probable mayoría de fumadores que no se han convertido en adictos a otras drogas?

 

 

2. Por confundir la causa con el efecto (inversión de la causa).

 

El gimnasio no es bueno para adelgazar, está lleno de gordos.

 

¿El gimnasio engorda?

 

Una funcionaria de la oficina de empleo a otra— No me extraña que estos tipos no con­sigan empleo. ¿Has visto qué gente más irritable?

 

¿No será, al revés, que estén irritados por la falta de empleo?

 

Dos aborígenes australianos van a Estados Unidos y ven por primera vez a un hombre practicando el esquí acuático, serpenteando y dando saltos alrededor del lago.

— Por qué va tan de prisa el barco? —pregunta uno de los aborígenes.

— Porque le persigue el loco de la cuerda —contesta el otro.[3]

 

 

3. Por olvido de una causa común.

 

Existe una correlación entre el consumo de agua mineral y la salud de los niños.

 

Esto no puede servir para bendecir el agua. Hay una causa común para ambos fenómenos. Los niños que consumen agua mineral son más pudientes y disponen no sólo de agua sino de un conjunto de elementos (comida, ropa, educación) que contribuyen a su mejor salud.

 

Los niños de brazos más largos razonan mejor que los de brazos más cortos.

 

Sin duda razonan mejor y tienen los brazos más largos los niños de más edad.

 

He decidido no dormir más en una cama. Casi todo el mundo muere en la cama.

 

La enfermedad produce ambas cosas: guardar cama y morir.

 

 

4. Por no considerar la existencia de un intermediario.

 

Es otra forma de simplificación.

 

El causante del Mal de las Vacas Locas es el afán de lucro.

 

Si ponemos las cosas en sus justos términos, deberemos decir:

 

El afán de lucro, más el desprecio de la ley, han suscitado el empleo de piensos cárnicos infectados, y estos han provocado el Mal de las vacas locas.

 

Ahora está más claro qué es lo que debemos combatir. Si el afán de lucro no se asocia con otra condición necesaria, no hace daño por sí mismo.

 

Ni el tabaco ni el alcohol ni la carretera matan, como no matan los cuchillos.

 

 

5. Por encadenar las causas injustificadamente.

 

Si no llueve, habrá que regar el jardín y el niño se mojará los pies con el agua de la manguera, de lo que resultará una inflamación de garganta. De manera que, si no llueve, tendremos al niño enfermo.

 

Debiera decir:

 

Si no llueve, habrá que regar el jardín (necesariamente), y el niño tal vez se moje o tal vez no se moje los pies, de lo que puede resultar, o no resultar, una infección de garganta. De manera que, si no llueve, sabe Dios lo que pasará con el niño.

 

Siempre que se utilizan cadenas argumentales cabe la posibilidad de que se nos cuele algún eslabón inadmisible. No le sorprenda que alguien pretenda hacer pasar como explicación razonable una cadena causal fantástica:

 

El jamón hace beber y el beber quita la sed; ergo el jamón quita la sed (Montaigne)[4]

 

Como dice Montaigne: Haga el discípulo burla de tales cosas. Es más sagaz burlarse que contestarlas. He aquí el argumento más brillante de Fray Gerundio de Campazas:

 

Santa Ana fue madre de María; María fue madre de Cristo; luego santa Ana es abuela de la Santísima Trinidad.

 

A este grupo corresponde la Falacia de la pendiente resbaladiza o Falacia del dominó.

 

Hijo, basta con una copa para iniciar el camino del alcoholismo. El primer paso es crucial. Si lo pruebas y te gusta, querrás más y cuanto más consumas más dependiente te harás, hasta acabar completamente alcohólico. Hazme caso: lo he visto muchas veces.

 

Se pretende que las cosas ocurren como al que tropieza en un escalón y no cae al siguiente, sino que rodando recorre todos los peldaños hasta el final de la escalera.

 

Si usted permite la eutanasia en este caso en que parece justificada, entonces cualquier paciente que no esté en una situación terminal podrá escoger esta forma de suicidio legal, y, a continuación, cualquier persona simplemente deprimida podrá decidir el fin de su vida con ayuda médica.

 

En una mala cadena, como ocurre en estos ejemplos, no se justifican los pasos. Se traen las conclusiones por los pelos y como mejor convenga.

 

Un camionero llama a la radio para protestar por una tractorada que bloquea las carreteras: ¡No me dejan trabajar! Si no trabajo una semana, no llego a fin de mes. Si no llego a fin de mes dejo sin pagar una letra. Si dejo sin pagar una letra me embargan el piso. Si me embargan el piso, me deja mi mujer. Si me deja mi mujer, tengo que pegarme un tiro.

 

 

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En Resumen:

   Distinguimos dos variedades en las falacias de Falsa Causa

        a. Falacias por confusión de condiciones que consiste en atribuir la responsabilidad causal a una condición necesaria.

        b. Falacias del post-hoc  que establecen una relación causal sin otro fundamento que la aparición simultánea o sucesiva de dos hechos. Se puede producir por:

                1. no descartar la casualidad.

                2. inversión de la causa, cuando se confunden causa y efecto.

                3. olvido de una causa común.

                4. no considerar la existencia de un intermediario.

                5. encadenar las causas injustificadamente.

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[1] Tradicionalmente se la conoce como falacia de non causa pro causa (tomar por causa lo que no es causa).

[2] Su nombre deriva de la antigua denominación de la falacia: Post hoc, vel cum hoc, vel sinae hoc, ergo propter hoc, que para nosotros significa: Tras esto o con esto o sin esto, luego a causa de esto. También se la denomina Falacia de correlación accidental.

[3]  Paulos.

[4] Montaigne: I, XXV, De la educación de los niños.