USO DE RAZÓN.  DICCIONARIO DE FALACIAS. © Ricardo García Damborenea

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Falacia de la CASUÍSTICA

 
 

  Consiste en rechazar una generalización alegando excepciones irrelevantes.

 

             ¡Mira esa desnaturalizada! para que luego digan que las madres aman a sus hijos.

 

   Como es sabido, las reglas generales no se invalidan señalando excepciones, sino demostrando que éstas conforman la mayoría de los casos.

 

             Se esfuerza por desvirtuar una regla citando cinco o seis casos en que no se cumple. Aunque hubiera sido posible aducir cincuenta en vez de cinco, esos cincuenta ejemplos podrían seguir siendo razonablemente considerados como excepciones a la regla hasta el momento en que pudiera refutarse la regla misma.[1]

 

   Se trata de una falacia muy extendida, mediante la cual el adversario intenta llevarse el debate a los cerros de Úbeda o, al menos, concentrar la atención en los aspectos que sólo a él interesan (excepciones y casos particulares). Es un recurso muy fácil porque nunca faltan árboles que contradigan la orientación general del bosque. Es una argucia muy socorrida porque entorpece la discusión y distrae al adversario con detalles nimios. Es una artimaña fecunda porque contribuye mejor que ninguna otra a degradar un debate que no se puede ganar, a falsearlo y a confundir al auditorio. Verbi gratia:

 

            Mi partido no se ha mezclado en ningún caso de corrupción.

            — Pues han procesado al alcalde de Torrepureza.

            — Eso fue una excepción, un abuso personal, y no implicó a mi partido.

            — Pues era un miembro de su partido, ¿o es que le habían dado de baja?

            — Era de mi partido, pero eso no...

            — Yo lo que digo... etc.

 

   Se combate esta falacia desnudando la intención y distinguiendo con claridad entre las excepciones y la regla.

 

             He visto muchos señores de tan piadosa condición que llevan con mucho valor y paciencia los descuidos de los criados; pero lo contrario es lo más ordinario. Marcos de Obregón.

 

   Dado que este sofisma desvía la atención hacia los detalles para eludir el problema en disputa, podemos considerarla una variedad de Eludir la cuestión. Como pretende sustituir una regla general por otra basada en las excepciones (las madres no aman a sus hijos), debemos incluirla entre las falacias de Generalización precipitada.

 

   Otras falacias que acompañan a las generalizaciones son: Conclusión desmesurada, Falacia del Embudo, y Falacia del Secundum quid.

 

  

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CUADRO SINÓPTICO DE LAS DISTINTAS FALACIAS QUE ACOMPAÑAN A LAS GENERALIZACIONES

 

             Si generalizamos desde casos insuficientes o excepcionales, cometemos una falacia de Generalización precipitada.

 

             Si nuestra generalización va más lejos de lo que autorizan los datos, incurrimos en una falacia de Conclusión desmesurada.

 

             Si negamos que las reglas generales tengan excepciones o si aplicamos una regla general a una excepción, cometemos una falacia de Secundum quid.

 

             Si rechazamos una regla general porque existen excepciones, caemos en una falacia Casuistica.

 

             Si rechazamos la aplicación de una regla apelando a excepciones infundadas, incur­rimos en una Falacia del embudo.

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[1]  E. Allan Poe: El misterio de Marie Roget.